Mary Shelley tuvo una vida basada en la literatura. Su padre la alentó a escribir empezando con las cartas,132 y su ocupación favorita de niña era componer historias.133 Desafortunadamente, todas las obras que Mary escribió cuando era joven se perdieron cuando huyó con Percy en 1814, ya que ninguno de sus manuscritos encontrados está fechado antes de ese año.134 Se cree que su primera obra publicada fue Mounseer Nongtongpaw,135 una serie de versos cómicos escritos por Godwin cuando tenía diez años y medio; sin embargo, el poema se le atribuye a otros autores en las colecciones más recientes de sus trabajos.136 Percy Shelley alentó con entusiasmo a Mary para que fuese escritora: «Mi esposo estaba, al principio, muy ansioso de que yo pudiese mostrar orgullosamente mi origen, y escribir mi propia página en el libro de la fama. Siempre me incitó a obtener reputación en el ámbito literario».137
Novelas
Elementos autobiográficos
Ciertas secciones de las novelas de Mary Shelley se interpretan como reescrituras encubiertas de su propia vida. La crítica ha señalado la repetición en los libros de los argumentos basados en la relación padre-hija, en particular como evidencia de su estilo autobiográfico.138 Por ejemplo, los historiadores frecuentemente consideran Mathilda (1820) como autobiográfica, identificando a los tres personajes principales como versiones de Mary Shelley, William Godwin y Percy Shelley.139 Mary Shelley misma declaró que basó a los personajes principales de El último hombre en los amigos que conoció en Italia. Lord Raymond, quien deja Inglaterra para pelear para Grecia y muere en Constantinopla, está basado en Lord Byron; y el utópico Adrian de Windsor, quien lidera a sus seguidores en la búsqueda de un paraíso natural y muere cuando su barco se hunde en una tormenta, es un retrato ficticio de Percy Bysshe Shelley.140 Sin embargo, como escribió en la crítica de la novela de Godwin Cloudesley (1830), no creía que los autores «se copiasen meramente de sus propios corazones».141 William Godwin catalogó a los personajes de su hija como estereotipos, en lugar de retratos de la vida real.142 Algunos críticos modernos, tales como Patricia Clemit y Jane Blumberg, han tomado el mismo punto de vista, resistiéndose a las interpretaciones autobiográficas de las obras de Mary Shelley.
Géneros de novelas
«[Euthanasia] no necesita nada más: incluso su nombre la relaciona con la muerte... Los relatos íntimos, en los cuales se había basado la relación, terminaron con la muerte de Euthanasia. Por lo tanto, sólo encontramos en las historias que corren de voz en voz un resumen de los últimos años de la vida de Castruccio». — De Mary Shelley, Valperga144 Mary Shelley emplea las técnicas de varios géneros de novela diferentes, principalmente el que seguía Godwin, el estilo de novela histórica de Walter Scott y la novela gótica. El estilo basado en Godwin, popularizado durante la década de 1790 con obras como Caleb Williams, del mismo Godwin, «emplearon una forma similar a la de Rousseau para explorar las relaciones contradictorias entre el individuo y la sociedad»;2 Frankenstein exhibe varios recursos literarios similares a los de la novela de Godwin.145 Sin embargo, Shelley critica aquellos ideales de la educación que Godwin promueve en sus obras.146 En El último hombre, utiliza la forma filosófica de dicha corriente para demostrar la falta de sentido que tiene el mundo.147 Mientras que las primeras novelas con este estilo mostraban cómo los individuos podían, lentamente, transformar la sociedad, El último hombre y Frankenstein demuestran la carencia de control de la persona sobre la historia.
Esta autora usa la novela histórica para recrear las relaciones entre hombres y mujeres; por ejemplo, Valperga es una versión feminista del estilo masculino de Scott.149 Al introducir mujeres en cierto tipo de relatos, cosa que no había sido hecha nunca antes, Shelley cuestiona las instituciones políticas y teológicas establecidas.150 Shelley describe al protagonista masculino como compulsivo y sediento de sangre, en contraste con la alternativa femenina, representando la razón y la sensibilidad.151 En Perkin Warbeck, la otra novela histórica de Shelley, Lady Gordon demuestra los valores de la amistad, la sencillez y la igualdad. A través de ella, Shelley ofrece una alternativa femenina al poder político masculino, que destruye a los personajes. La novela provee una narrativa histórica diferente a la acostumbrada, para desafiar a la que solo tiene protagonistas masculinos.
Feminismo
Mary Shelley solía resaltar su feminismo a través de sus obras. (Retrato de Reginald Easton, 1857). Con el auge de la crítica literaria feminista llevada a cabo en la década de 1970, las obras de Mary Shelley, particularmente Frankenstein, comenzaron a atraer más atención de los eruditos. Los críticos tuvieron un papel principal en este suceso.153 Ellen Moers fue una de las primeras en decir que la pérdida que sufrió Mary de sus hijos fue una influencia crucial en la creación de Frankenstein.154 Argumenta que la novela es un «mito del nacimiento» en la cual Shelley aborda temáticas como su culpabilidad por haber causado la muerte de su madre y por haber fallado como madre ella misma.155 Según el punto de vista de Moers, es una historia que muestra «qué le sucede a un hombre cuando trata de tener un bebé sin una mujer [...] [Frankenstein] está profundamente a favor de la naturaleza y opuesto a los métodos anormales de producción y reproducción».156 La falla de Victor Frankenstein como «padre» en la novela ha sido analizada como una expresión de la ansiedad que acompaña al embarazo, el hecho de dar a luz y particularmente la maternidad.
Sandra Gilbert y Susan Gubar argumentan en su libro La maniática en el ático (1979) que en Frankenstein en particular, Shelley respondió a la tradición literaria masculina representada por John Milton en El paraíso perdido. Según ellas, Shelley reafirma esta tradición masculina, incluyendo la misoginia intrínseca, pero al mismo tiempo «oculta fantasías de igualdad que ocasionalmente explotan en imágenes monstruosas de cólera».158 Mary Poovey considera a la primera edición de Frankenstein como una muestra perfecta del estilo presente en la mayoría de los trabajos de Shelley, el cual se caracteriza por las autorreferencias y por la narrativa feminista convencional.159 Poovey sugiere que las múltiples narrativas de Frankenstein le permiten a Shelley mostrar su faceta artística: «puede expresarse y pasar desapercibida al mismo tiempo».160 El temor de Shelley de darse a conocer mediante sus trabajos se refleja en el destino del doctor Frankenstein, quien es castigado por su egocentrismo perdiendo a todos sus seres queridos.
Las críticas feministas a menudo se focalizan en los autores en sí mismos, particularmente las mujeres, representadas en y a través de las novelas de Shelley.162 Como explica la historiadora de Shelley Anne Mellor, Mary usa la ficción gótica no solo para explorar el deseo sexual femenino reprimido,163 sino también como una forma de «censurar sus propias palabras en Frankenstein».164 Según Poovey y Mellor, Shelley no quería promoverse a sí misma como escritora y se sentía profundamente incapaz de serlo, y «esta vergüenza contribuyó a la creación de sus imágenes ficticias de la anormalidad, la perversión y la destrucción».
Las obras de Shelley se centran en el papel de la familia en la sociedad y el rol de la mujer dentro de esa familia. Hace notar «las características afectivas y compasivas propias de las mujeres» asociadas con la familia y sugiere que la sociedad civil no funcionaría bien sin ellas.166 Shelley estaba «profundamente comprometida con la cooperación, la dependencia mutua y el sacrificio propio».167 En Lodore, por ejemplo, la historia principal trata de la suerte de la esposa y la hija del personaje que le da el nombre a la novela, Lord Lodore, quien es asesinado en un duelo al final de la primera parte, dejando un camino de obstáculos legales y financieros que las «heroínas» deben superar. La novela está basada en temáticas políticas e ideológicas, particularmente la educación y el rol social de las mujeres.168 Analiza la cultura patriarcal que separa a los sexos y que posiciona a las mujeres bajo la dependencia de los hombres. Según el punto de vista de la historiadora Betty Bennett, «la novela propone sistemas educativos igualitarios para el hombre y la mujer, el cual traería justicia social además de beneficios espirituales e intelectuales para enfrentar los desafíos que la vida trae siempre».169 Sin embargo, Falkner es la única de las novelas de Mary Shelley en la cual la heroína triunfa.170 El final de la novela propone que los valores femeninos triunfan sobre la violencia masculina y que los hombres deberían tener «compasión, comprensión y generosidad» para ser mejores.
Ilustración y Romanticismo
Frankenstein, como casi todas las novelas góticas de su período, mezcla una temática visceral y marginal con una especulativa y que presenta ideas sin precedentes.172 En lugar de focalizarse en los giros y cambios del argumento, la novela resalta las luchas mentales y morales del protagonista, Victor Frankenstein, y Shelley combina el texto con su propia dosis de romanticismo político, el cual critica el individualismo y el egocentrismo del romanticismo tradicional.173 Victor Frankenstein es como Satanás en El paraíso perdido y como Prometeo: se rebela contra la tradición, crea vida y modela su propio destino. Estos rasgos no son retratados positivamente; como escribe Blumberg, «su impecable ambición es un engaño a sí mismo, disfrazada como la búsqueda de la verdad».174 Frankenstein debe abandonar a su familia para cumplir su ambición.
Mary Shelley creía en la idea basada en los pensadores de la Ilustración de que la gente podía mejorar la sociedad a través del ejercicio responsable del poder político, y temía que la práctica irresponsable de ese poder llevaría al caos.176 En la práctica, sus obras critican ampliamente a los pensadores del siglo XVIII tales como sus padres, los cuales creían en que debería generarse un cambio. El monstruo de Frankenstein, por ejemplo, lee libros asociados con ideales radicales, pero la educación que obtiene no le sirve.177 Las obras de Shelley la muestran menos optimista que Godwin y Wollstonecraft; niega la teoría de Godwin de que la humanidad finalmente será perfeccionada.
Como historiador, Kari Lokke escribe que El último hombre, más que Frankenstein, «en su negativa a ubicar a la humanidad en el centro del universo, en su cuestionamiento de nuestra posición privilegiada en relación a la naturaleza, constituye un desafío profundo al humanismo occidental».179 Específicamente, las alusiones de Mary Shelley a lo que los radicales creen que fue una revolución fallida en Francia, y las respuestas de Godwin, Wollstonecraft y Burke a ello, desafían «la fe ilustrada en la inevitabilidad del progreso a través del esfuerzo colectivo».180 En Frankenstein, Shelley sustenta una posición de rechazo a los ideales de progreso de su propia generación».181 No solo rechaza estos ideales políticos, sino que también rechaza la idea romántica de que la poesía o los trabajos literarios pueden ofrecer alternativas a los mismos.
Política
Los críticos han citado recientemente a Lodore y a Falkner como evidencia de las crecientes tendencias conservadoras en las últimas obras de Mary Shelley. En 1984, Mary Poovey creyó detectar un repliegue de Mary Shelley desde posturas reformistas hacia la «esfera separada» de lo doméstico; opinión que ha tenido amplia repercusión.183 Poovey sugirió que Mary Shelley escribió Falkner para resolver sus conflictos interiores en materia política, ya que se veía a sí misma como una combinación del radicalismo liberal de su padre y su insistencia absoluta en el decoro social.184 Anne Mellor estuvo ampliamente de acuerdo, argumentando que «Mary Shelley conectó su ideología política alternativa con la metáfora de la familia pacífica, cariñosa y burguesa. Así, apoyó plenamente la visión conservadora de la reforma gradual evolutiva».185 Este punto de vista les permitió a las mujeres tener una mayor influencia sobre las instituciones públicas, aunque continuó vigente la desigualdad característica de la familia burguesa.
Sin embargo, durante la última década este punto de vista ha sido desafiado. Por ejemplo, Bennett dice que las obras de Mary Shelley revelan un compromiso constante con el idealismo romántico y las reformas políticas187 y el estudio de Jane Blumberg de las primeras obras de Shelley argumenta que su carrera no puede ser dividida fácilmente entre mitades liberales y conservadoras. Dice que «Shelley nunca fue una radical apasionada como su esposo, y su estilo de vida antes de su muerte no fue asumido abruptamente ni lo sintió como una traición. Estaba, en efecto, desafiando las influencias políticas y literarias de su círculo en sus primeras obras».188 Según esta interpretación, las primeras novelas de Shelley fueron un desafío al radicalismo de Godwin y Percy Bysshe Shelley. El «rechazo desconsiderado de Victor Frankenstein a la familia», por ejemplo, es analizado como la evidencia de la constante preocupación de Shelley por la vida cotidiana.
Historias cortas
Shelley frecuentemente escribió historias para acompañar ilustraciones, tales como esta, la cual acompañó «Transformación» en la obra de 1830 Recuerdo.190 En las décadas de 1820 y 1830, Mary Shelley frecuentemente escribió historias cortas para libros de regalo o anuarios. Por ejemplo, incluyó dieciséis en el anuario The Keepsake (El Recuerdo), el cual estaba dirigido a las mujeres de clase media y venía envuelto en seda, con páginas con bordes dorados.191 Los trabajos de Mary Shelley en este género han sido descritos como «superficiales» y «repletos de palabras».192 Sin embargo, la crítica Charlotte Sussman señala que algunos de los principales escritores de la época, tales como los poetas románticos William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge, también se aprovecharon de este rentable mercado. Explica que «las antologías fueron una forma de la producción literaria en las décadas de 1820 y 1830», siendo El Recuerdo el más exitoso.
Varias de las historias de Shelley están ubicadas en lugares y tiempos alejados de la Gran Bretaña del siglo XIX, tales como Grecia y el reinado de Enrique IV. Shelley estaba particularmente interesada en la «fragilidad de la identidad personal» y a menudo describía «la forma en que el papel de una persona en el mundo puede ser catastróficamente alterado por una conmoción emocional interna, o por algún acontecimiento inesperado que refleja un cisma interno».194 En sus historias, la identidad femenina está unida al valor de la mujer en el matrimonio, mientras que la identidad masculina puede ser sostenida y transformada a través del dinero.195 Aunque Mary Shelley escribió treinta y una historias cortas para anuarios entre 1823 y 1839, siempre se vio a sí misma, sobre todas las cosas, como una novelista. Le escribió a Leigh Hunt, «Escribo malos artículos que me ayudan a sentirme mal: pronto voy a escribir una novela buena y espero que su calidad limpie la mala prensa de las revistas».
Viajes
Mientras huían de Francia en el verano de 1814, Mary Godwin y Percy Shelley llevaron un diario,197 el cual publicaron en 1817 con el título Historia de una excursión de seis semanas, añadiendo cuatro cartas, dos de cada uno de ellos, basadas en su visita a Ginebra en 1816, junto con el poema de Percy Shelley «Mont Blanc». La obra muestra el amor joven y el idealismo político, y sigue el ejemplo de Mary Wollstonecraft y otros autores que han combinado los viajes con sus trabajos como escritores.198 La perspectiva de Historia es filosófica y reformista, a diferencia de la literatura de viajes convencional; en particular, muestra los efectos de la política y la guerra en Francia.199 Las cartas que la pareja escribió en el segundo viaje relatan «los eventos extraordinarios» de la derrota de Napoleón en la Batalla de Waterloo luego de su regreso de los llamados Cien Días, en 1815. También exploran la espectacularidad del lago Ginebra y del Mont Blanc además del legado revolucionario del filósofo y novelista Jean-Jacques Rousseau.
El último libro de Mary Shelley, escrito en forma de cartas y publicado en 1844, fue Caminatas en Alemania e Italia en 1840, 1842 y 1843, en el cual relató sus viajes con su hijo Percy Florence y los amigos universitarios de éste. En Caminatas, Shelley sigue la tradición de la obra de Mary Wollstonecraft Cartas escritas en Suecia, Noruega y Dinamarca y de su propio libro Historia de una excursión de seis semanas mostrando su travesía personal y política a través del análisis de la sensibilidad y la comprensión.201 Para Shelley, tratar de conectar compasivamente a las personas es la forma de construir una sociedad civil y de incrementar el conocimiento: «El conocimiento, para educar y liberar la mente de atrofiarse, debe amortiguar los prejuicios; debemos tener más compasión con nuestros compañeros del mundo; he aquí el motivo de viajar».202 A través de las observaciones en el espectáculo, la cultura y «la gente, especialmente bajo un punto de vista político»,203 utiliza la forma de literatura basada en viajes para explorar sus papeles como viuda y madre y para reflejar el nacionalismo revolucionario en Italia.204 nota 15 También narra su «peregrinación» junto a Percy Shelley.205 Según la crítica Clarissa Orr, la adopción por parte de la autora de una personalidad filosófica en Caminatas, da a la obra la forma de un poema en prosa, con «la muerte y la memoria como temas centrales».206 Al mismo tiempo, Shelley hace un relato igualitarista en contra de la monarquía, la distinción de clases, la esclavitud y la guerra.
Te has copiado la wikipedia entera. Ctrl+c y Ctrl+v
ResponderEliminarAdemás, la decoración del post es una basura y molesta, encima que tengo que leer algo copiado lo tengo que leer mal y molesto porque las hojas y los bichos estos están en el medio. Viva Ignatius
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